28/2/11

Mi agüita amarilla

Hoy os quiero traer una de esas canciones didácticas, pues aquí "Los toreros muertos" te describen con pelos y detalles el ciclo del agua, bajo una versión muy paticular.
La letra no tiene desperdicio. Ellos eran así de escatológicos, y esta es de las más suaves que tienen.
A much@s ni os sonará el nombre del grupo, pero seguro que a algun@s dinosaurios como yo les traerá vagos recuerdos de aquellos magníficos ´80

MI AGÜITA AMARILLA

Y creo que he bebido mas de 40 cervezas hoy
y creo que tendré que expulsarlas fuera de mí
y subo al water que hay arriba en el bar
y la empiezo a mear y me hecho a reir.

Sale de mi una agüita y amarilla cálida y tibia
Y baja por una tubería,
pasa por debajo de tu casa,
pasa por debajo de tu familia,
pasa por debajo de tu lugar de trabajo,
mi agüita amarilla, mi agüita amarilla.

Y llega a un rio,
la bebe el pastor,
la beben las vaquitas,
riega los campos,
mi agüita amarilla, mi agüita amarilla.

Y baja al mar,
juega con los pecesillos,
juega con los calamares,
juega con las medusas
y con las merluzas
que tu te comes.
Mi agüita amarilla, mi agüita amarilla,
mi agüita amarilla, mi agüita amarilla.

El sol calienta mi aguita amarilla,
la pone a cien grados,
la manda para arriba,
viaja por el cielo,
llega a tu ciudad
y empieza a diluviar,
moja a las calles,
moja a tu padre,
tu madre lava, lava con mi agüita amarilla.
Moja el patio del colegio,
moja el ayuntamiento
mi agüita amarilla, mi agüita amarilla.

Y creo que he bebido mas de 40 cervezas hoy
y creo que tendré que expulsarlas fuera de mí
y subo al water que hay arriba en el bar
y la empiezo a mear y me hecho a reir
y me pongo a pensar
dónde irá, dónde irá,
dónde irá, dónde irá.

Se expandirá por el mundo,
pondrá verde la selva,
y lo que mas me alegra
es que mi agüita amarilla será un liquido inmundo,
mi agüita amarilla, mi agüita amarilla...

Rochie cumple un año con su blog!! Gracias y felicidades!!

Rochie, esa gran persona que escribe increibles historias de la saga Crepúsculo cumplió ayer un añito con su blog Rohayhu (te amo). Y, siempre tan generosa y amiga de sus amigos, se ha acordado de tod@s nosotr@s, repartiendo premior por doquier, celebrando este primer año de buenas historias.
Me ha llenado de alegría ser una de las afortunadas con esos premios, y aquí me lo he traído, para presumir de él.
¡¡¡Muchas gracias Rochie, y que tu blog cumpla muchos más!!!

27/2/11

Desafiando al Destino, en PDF


Hoy mi Dama Bonnie me ha dado una de las mejores sorpresas de mi vida. Pues poner en PDF esta historia que con tantas ilusiones y ganas hice para su Rincón, es lo máximo que me puedan hacer.
Esta mañana le he estado echando un vistazo, y hay que ver la ilusión que me ha hecho. Se me ha quedado en la cara la sonrisilla esa tonta durante horas.
Gracias Bonnie, esto es algo que jamás podré olvidar en mi vida, jamás.

Si queréis descargaros esta incleible historia de aventuras y emociones, recreada con los incombustibles personajes de la Saga Crepúsculo, de Stephenie Meyer, pincha AQUÍ

24/2/11

Mi Musa

Este relato lo presenté para el concurso que hizo la gran Romii en conmemoración del primer aniversario de su blog Siglos de amor, el pasado mes de diciembre. He querido traerlo a La Papelera para poder disfrutar de él, una vez más.


Todos los personajes aquí mencionados son ficticios, al igual que la historia. Si hay coincidencia alguna con algo de la realidad, es cosa de la casualidad.

MI MUSA

Mientras le daba la última calada al cigarrillo, sentado ya en mi sitio, delante del teclado y con el documento aun inmaculado; intentaba pergeñar el hilo narrativo de la historia. El personaje principal lo tenía, era ella, mi musa. Ella siempre acudía a mi mente en cuanto quería escribir algo. Y siempre era ella, la pusiera en la época que la pusiera, en las circunstancias que la pusiera, y con el nombre que fuera. Daba igual, era ella siempre. El personaje masculino sí que variaba en cada historia, aunque yo me lo imaginara en mi cabeza con mi cara, siempre perdiendo el culo por ella.
Y ahora que mi editor me había hecho un nuevo encargo ambientado en la Segunda Guerra Mundial, un romance entre un soldado herido en el desembarco de Normandía, y la enfermera que lo cuidaba, un típico de la novela romántica y el cine. Pero a Joan le apetecía verlo desde mi perspectiva, pues mi estilo romántico, profundo, con ese toque sensual que a las amas de casa encanta, y todo aderezado con mi toque andaluz; era lo ideal para sacar de cara a las navidades una nueva obra de Germán Arrallán, un apasionado escritor capaz de plasmar esa pasión en cada escrito. Todo un maestro en unir pasión y escritos en unas cuantas hojas mecanografiadas. La especialidad del genial Germán Arrallán, un servidor.

Al aplastar la colilla en el cenicero que tenía en mi mesita auxiliar, me vino la deseada inspiración, siempre de manos de mi musa particular.
El soldado,… David Sunfish, un apuesto muchacho joven de algún recóndito estado de Norteamérica, había sido herido en diversas partes del cuerpo, y la cara con metralla de una granada de mano, y había perdido temporalmente la visión,… ¡sí! Me gustaba esa trama. Y entonces aparecería ella, con una voz más que sensual, con cierto matiz lujurioso dependiendo de las palabras que fuera pronunciando, y sobre todo haría destacar un fuerte lazo de unión con el soldado creado por ella al recordarle a alguien de su pasado. Me iba gustando la historia. A él le volvería loco esa voz, lo primero que percibiría de ella hasta que no recuperara la vista. Porque al ser su enfermera ese lazo de unión se iría estrechando a pasos agigantados, sin tapujos. E iría creando el romance a partir de esos lazos, matizando en todas las situaciones posibles esa creciente relación entre ambos.
Conforme la historia iba avanzando me la iba imaginando a ella, esta vez se llamaría… Agnes,… no, sonaba a mojigata, demasiado casta, y yo buscaba una mujer que a través de su voz despertara fuego en el soldado. Ingrid. Buscaba para mis personajes nombres fáciles de recordar, a poder ser de dos o tres sílabas, llamativos y con personalidad propia. De siempre me ha gustado ese nombre, y no lo había utilizado nunca. Sí, Ingrid Lash, la enfermera Lash, un nombre más que sugerente, sobre todo para un muchacho asustado que nunca había ido más allá de su pueblo natal, herido, sin el sentido de la visión, y con un corazón en el pecho disponible para la primera damisela que hiciera méritos de ganárselo. Ella sería una misteriosa chica del extrarradio de Dublín, osada, siempre dispuesta para echar una mano, y todo aderezado por esa filosofía de vida de los irlandeses que tanto me gusta.
Ahora ya sí podía cerrar los ojos e imaginarme en la cama de un hospital, con los ojos vendados, privado de la vista; y con ella, con Ingrid a mi lado dándome todos los cuidados pertinentes para mi pronta recuperación. No sé cómo lo hacía, pero en cada historia que me sumergía con ella, las sensaciones eran tan vívidas al cerrar los ojos e imaginarla, que en muchas ocasiones me creía capaz de alargar la mano y tocarla.
Y ésta no era una excepción. Al cerrar los ojos delante de la pantalla donde letra a letra iba hilvanando su historia, me sentía tumbado en la cama con la cara vendada, todo mi cuerpo magullado, y ella a mi lado cuidándome. Percibía su olor a desinfectante revuelto en una sugerente fragancia de rosas y jazmín, y un minúsculo toque de vainilla, mi favorito, que ella siempre llevaba. Sentía sus manos, suaves, calientes, recorrer con urgencia y delicadeza mi cuerpo mientras me aseaba, con cuidado de no hacerme daño en las heridas que cubrían mi cuerpo. Y su voz, segura de sí misma, autoritaria, sensual, provocativa, y sobre todo maternal; avisándome de todo lo que me iba haciendo para no pillarme desprevenido y no asustarme ni dañarme. Así yo también hubiese querido ir a la guerra y caer herido.
Rápidamente abría los ojos y empezaba a aporrear con urgencia las teclas de mi pc, siguiendo los dictados de mi corazón al sentirse en manos de ella, mi musa, esta vez con un sensual uniforme de enfermera del ejército inglés en la Segunda Guerra Mundial, y atendiendo al nombre de Ingrid.
Conforme pasaban las horas y el sol se dirigía inevitablemente al ocaso, escena que yo notaba desde mi posición al ver las sombras moverse, y paulatinamente alargarse, la historia entre David e Ingrid iba tomando cuerpo, creciendo fuertemente, fraguándose entre las agonías de una cruenta guerra y la promesa de un futuro juntos, tal y como le gustaba a mis lectoras, un final feliz, comiendo perdices.
La historia había calado profundamente en mí. Era de esas que se escribían solas, como si mis manos fueran poseídas por una fuerza invisible que no las dejaran parar de escribir tecla a tecla. Mientras ellos iban descubriendo su amor, y la pasión que los embargaba en cada encuentro fortuito que tenían, primero en el hospital, y más adelante fuera de él. Con mi despacho ya a oscuras, iluminado tan solo por la pantalla del pc, el cansancio y el sueño fueron adueñándose de mi cuerpo. Empecé a dar cabezadas, la historia ya no fluía a la velocidad de antes, y mis manos se iban quedando quietas encima de las teclas. Los ojos se me cerraban, pero siempre con una nítida imagen presente: ella. Ingrid Lash, con su impoluto uniforme blanco, los labios, sensuales, apretados, el ceño fruncido, y la alegría apenas contenida en sus ojos, mientras miraba a David. No sé cómo llegué al sofá de mi despacho, ni cuándo me venció el sueño. Lo que sí sé es que unas suaves manos de uñas largas me despertaron de mi letargo. Con sorpresa me encontré con algo atado a mi cabeza que me impedía ver, y cuando fui a quitarme eso que me tapaba los ojos, una sensual voz de mujer me lo impidió.

-Germán, no te quites las vendas de los ojos. Aun no estás curado del todo. – Esas suaves manos me impidieron destapar mis ojos, dejándome algo confuso.
-¿Pe... pe... pero qué…? ¿Quién eres?... ¿Qué... qué pasa? – intenté levantarme, y las mismas manos me empujaron delicadamente para impedírmelo. Entonces me di cuenta de que no estaba en el sofá de mi despacho, sino en una cama, bastante incómoda, por cierto.
-Nada cielo, no te preocupes, estás en buenas manos.
-¿En buenas manos? ¿Qué…?
-¡Shhhhh! Calla amor o despertarás a los demás heridos. – Un sedoso dedo envuelto en su fragancia de rosas y jazmín, con un toque de vainilla, se posó dulcemente sobre mis labios, acallándolos, repasando con la yema su contorno. – Tenemos un ratito antes de que despierten de la siesta, ¿no te gustaría aprovecharlo? – Esa voz, tan sensual, era exactamente igual a la que en mi imaginación le había puesto a mi musa. ¿Acaso… sería ella?
-¿In... Ingrid? ¿Eres tú?
-Claro tonto, ¿Quién si no? – tras confesármelo, su alegre risa, despreocupada, repiqueteó a mi alrededor, mientras sentía cómo se me subía encima, empezando a repartir por mi cuello miríadas de besos, cortos, urgentes. Sus manos ya se habían colado por debajo de mi ropa, acariciando una de ellas mi abdomen, y la otra acercándose peligrosamente hacia mi entrepierna. Me puso nervioso, y mientras intentaba apartarla, mi cuerpo reaccionaba alegremente por su cuenta ante tal envite.
-Pero… pero… es… esto no puede estar pasando… ¡tú no eres real! – le decía casi tartamudeando, intentando quitármela de encima.
-¿Importa eso ahora? Tú me has creado. Dime, ¿Qué hombre desprecia un encuentro real con la chica de sus sueños? – Me susurraba pícaramente al oído mientras desabrochaba los botones de mis pantalones, dispuesta a liberar en todo su esplendor toda mi masculinidad. – Germán llevamos muchos años juntos. Por muchas vidas que me inventes, muchos hombres que pongas en mi camino, yo siempre vuelvo a ti, porque te pertenezco. Quiero ser tuya en todos los sentidos. Vamos amor, déjate llevar. – Con esas palabras sentí sus manos directamente sobre mis partes, y a pesar de experimentar las sensaciones más placenteras que jamás había vivido, no pude evitar dar un respingo en la cama, y soltarme de ella con un grito.
-¡NO!

Abrí los ojos de golpe, sobresaltado. Estaba en la penumbra de mi despacho, sentado en mi silla con la cabeza colgando hacia delante. Fuera era noche cerrada, y la pantalla del pc estaba oscurecida por el salvapantallas. No tenía ni idea de la hora que era, ni del tiempo que había permanecido allí dormido, pero lo que sí tenía era una dolorosa tortícolis al quedarme dormido allí. También noté algo fuera de lo normal en mi entrepierna. Esa erección que segundos antes tenía en mi sueño, era real. Incómodo, busqué a tientas el ratón del pc para moverlo y que se iluminara la pantalla para poder ver algo. Al moverlo la pantalla se iluminó, y varios renglones más abajo de donde había dejado mi historia, me encontré una frase:

“Tú te lo has perdido, tonto”

22/2/11

El hombre perfecto!!


Creo que sobran las palabras.
Seguiremos soñando, jejeje! Pero por lo menos te alegras la vista.

AVISO: Todo lo publicado en esta etiqueta (cosas de e-mails) son eso, cosillas que recibo por el correo electrónico. No soy su autora. Y aunque lo publico bajo mi censura, criterio y buen gusto, no me reponsabilizo del contenido.

20/2/11

Concurso en Alas para volar!!

Pues así de sencillo, mi Dama Iris está organizando su primer concurso en su blog Alas para volar, que hace poco cumplió su primer añito de vida.

El concurso es de lo más original y sencillito, pues mezcla música con nuestra gran pasión que es escribir; y los premios no tienen desperdicio. Pásate por su blog y entérate de todo (pincha sobre la imagen), y encima es gratis!!!

17/2/11

Mierda

Los siguientes versos son míos, y tienen ya unos añitos. Concretamente son de mayo de 2.001.
Están llenos de rabia e impotencia, creadas al ver cómo alguien que te importa tira su vida al retrete, abandonándose a la "mierda", y fallándote.
Éste fue el principio del final de una larga historia, ya casi olvidada.
Pero ya sabéis cómo va esto, el recuerdo del primer amor te acompaña hasta el final de tus días.


MIERDA

Mierda que entra por tus venas
te la inyectas sediento,
y poco a poco te condena
a vida de muerto.

Mierda blanca por tus sesos
por la nariz llega directa
y entras en el espejo.
Al otro lado, solo la mierda.

¡Vendo mierda! ¡Compro mierda!
Mierda que te destroza.
Mierda que te raja.
Mierda que te ahoga.
Mierda que te delata.
Mierda que te roba.
Mierda que te mata.

Mierda en las entrañas
por las orejas te gotea,
con mirada de araña
ausente, pálido, muerto.
Mierda son los entierros
que dejan la mente ajena.

Mierda que come mierda
¿Quién a quién?
pero mierda al fin y al cabo,
mierda frita en sartén
o en cuchara de largo rabo.
Mierda por ser mierda.

Mierda que te aisla
te aleja del hogar,
mierda que te fulmina
solo en tu soledad,
sin nadie que te anima
y que te quiera ayudar.

Mierda por el día
mierda por la noche,
en la calle, en las esquinas,
en tu casa, en tu coche.

Mierda que te intimida,
mierda que te acosa,
te deja la mente cohibida
la destila por un embudo
mientras te mete mano, te soba
y dulcemente te da por culo.

¡A la mierda la mierda!

15/2/11

Morenamía (edito)*

La música juega un papel muy importante en mi día a día, y desde esta nueva sección de la Papelera, quiero haceros partícipes de aquellas canciones que me llaman la atención.

"Morenamía", de Miguel Bosé, siempre me ha llamado la atención. No sé qué opinareis vosotros, pero me temo que el café que está pidiendo aquí Bosé no es el de cafetera, precisamente.
Aquí os dejo la letra, sacad vuestras propias conclusiones:


Morenamía
voy a contarte hasta diez
uno es el sol que te alumbra
dos tus piernas que mandan
somos tres en tu cama, tres.

Morenamía, y el cuarto viene después

cinco tus continentes
seis las medias faenas
de mis medios calientes...

sigo contando ahorita...
bién, bién, bién, bién, bién.

Morenamía, siete son los pecados cometidos

suman ocho conmigo
nueve los que te cobro
más de diez he sentido...

Y por mi parte sobra el arte
lo que me das

Dámelo, dámelo bien
un poco aquí y un poco ¿a quién?

Cuando tu boca me toca
me pone, me provoca
me muerde y me destroza
toda siempre es poca
y muévete bién
que nadie como tú me sabe hacer... café.

Morena gata, ¡Ay! me mata
me mata y me remata
vamos pa´l infierno
pon que no sea eterno
suave bién bién
que nadie como tú me sabe hacer... café.

Pero cuando tu boca me toca
me pone, me provoca
me muerde y me destroza
toda siempre es poca
y muévete bién bién bién
que nadie como tú me sabe hacer... café.

Morenamía, si esto no es felicidad
que baje Dios y lo vea
y aunque no se lo crea
esto es gloria,
y por mi parte pongo el arte
lo que me das, dámelo, y dalo bién
un poco así y un poco ¿a quién?

Pero cuando tu boca me toca
me pone, me provoca
me muerde y me destroza
toda siempre es poca
y muévete bien
que nadie como tú me sabe hacer... café.
...

*He querido editar esta entrada, porque ayer subí la primera letra que encontré por la red. No me dejó muy convencida, pero no tenía tiempo de pararme a comprobarla. Hoy, con más calma, he buscado el CD de Bosé donde publicó por primera vez esta canción: "Sereno" (año 2001, que pertenece a mi modesta colección de música), y he copiado la letra directamente de ahí. Perdonad mi falta de rigor de ayer. Porque hasta en el título me equivoqué pues es todo junto, "Morenamía"

13/2/11

... y yo también!!!

La espera ha merecido la pena, porque este ambicioso proyecto arranca ya!!


La idea ya sabéis cómo surgió, sus mamás son Bonnie e Iris, y no sé cómo, quisieron contar conmigo.

Bonnie me reclutó, casi sin darme opciones. Ella es una de esas personas arrolladoras, de la que te contagias enseguida con su espíritu luchador y emprendedor, y a la que no puedes negarle nada, porque sabes que si cuenta contigo es porque quieres que estés ahí.

Y aquí estoy.

Iris es otro espíritu libre, romántica hasta la médula, siempre dispuesta a arrimar el hombro allá donde haga falta. Con un talento innato para las letras, y unas ideas que ya ireis descubriendo en este nuevo blog.

Y yo, bueno, no sé qué voy a poder aportar, tal vez mi vena aventurera, o algo de sobriedad. No soy buena con las letras, no soy buena con las imágenes,... por lo menos haré bulto, que eso se me da muy bien, jejeje!!

Si no lo habéis hecho ya, pasaros por el blog, os gustará. Hay un video espectacular, hecho por Bonnie, y una presentación igual de espectacular de Iris.
http://triodedamas.blogspot.com/ os gustará.

11/2/11

Gracias Nenina!!


Nenina, desde su estupendo blog Libros, chocolate y miel (me quedo con lo segundo) nos ha premiado a sus amigos y seguidores con este bonito y carismático regalo.
GRacias por acordarte de mí, y todo un honor estar en ese grupo!!

8/2/11

Torre de Santa Elena

""La Torre de Santa Elena, también conocida como Torre de la Azohía, y que en textos antiguos encontramos registrada como Torre de Santa Catalina, se alza a 70 metros sobre el acantilado de la Punta de la Azohía, en el término municipal de Cartagena, provincia de Murcia (España).
Forma parte del sitema defensivo que el emperador Carlos I ideó para toda la costa mediterránea, y que fue llevado a la práctica por su hijo y sucesor Felipe II.
Entre los siglos XVI y XVII fueron varias las torres que se levantaron como instrumento de defensa, entre las que se encontraba ésta, que se construyó entre 1556 y 1598. Algunas de estas torres fueron dotadas de armamento defensivo básico, incluyéndose ésta.
Sus principales funciones eran la vigilancia del tráfico marítimo y la defensa frente al ataque de pirats berberiscos, en cuyo caso, para que la población pudiera refugiarse en torno a la torre, se avisaba a través de humo si el ataque era de día, o fuego si era en la noche.
La torre fue reformada en el siglo XVIII, permaneciendo en activo hasta el siglo XIX, a principios del cual empezó a perder valor militar y a mediados de esta centuria pasó a depender del Cuerpo de Carabineros. Esta torre es la única torre de costa que aún queda en pie dentro del territorio cartagenero.
Construida en mampostería, es de forma hexagonal con un ligero escarpe troncocónico en la base y parte superior a plomo. Consta de dos plantas con techo abovedado y aljibe. Ambas plantas y cubierta de batería están comunicadas por una estrecha escalera de caracol.
Actualmente, la Torre de Santa Elena está catalogada como Bien de interés cultural por la disposición adicional segunda de la ley 16/1985, de 25 de junio del Patrimonio Histórico Español."

Al pie de la torre se puede encontrar esta información de la misma, que he querido reproduciros, por si os interesa.

El enclave donde está es un mirador estratégico, natural, con unas vistas impresionantes de toda la Bahía de Mazarrón. A lo lejos se puede distinguir el Cabo Cope, que cuenta también con su propia torre de defensa (si os interesa me puedo acercar y traeros una fotos también)








A la falda de la Punta donde está la torre está el pueblecito pesquero de La Azohía, hoy en día más volcado al turismo que a la pesca. Es un lugar sereno, apartado de cualquier bullicio,


en donde puedes dar un relajante paseo a orillas del mar, por una paradisíaca playa,












presidida por la singular silueta de la torre.



Los que seguís El rincón de Bonnie seguro que recordáis un capítulo de mi historia "Desafiando al destino", donde la trama se desarrolla en este lugar:

"Una vez en Barajas robamos un coche y nos dirigimos hacia la costa de Levante, concretamente a Murcia. Angela y Alec durante el vuelo han estado indagando sobre la torre de Santa Elena, y en la costa de Cartagena han encontrado La Azohía, y más concretamente la torre. Sin querer vuelvo a dormirme en el coche, y al abrir los ojos estamos en un solitario paraje, rodeado de montes con el típico matorral mediterráneo. Salgo del coche desperezándome, mientras tres vampiros me observan abiertamente, dos pares de ojos color escarlata a los que ya me he acostumbrado, y un par dorados, del color el sol. Estos me observan con amor, y sin previo aviso el dueño me rodea, dándome un tierno beso en los labios. Se lo devuelvo, pero me aparto de él un poco, observando lo que me rodea. A mi izquierda se levanta, majestuosa, lo que imagino que es la torre, a unos doscientos metros a mi derecha caen acantilados en perpendicular al nivel del mar, casi cien metros. Las vistas desde ahí me llenan los ojos, y el alma. A la derecha se dibuja una bahía, y a la izquierda el azul del mar, en confusa comunión con el cielo a través del horizonte.
- Ya ha despertado la bella durmiente, – Angela y su sentido del humor – estamos esperando a que nos digas dónde tenemos que buscar.
- A ver el pergamino – le pido a Alec, que lo estudia como si quisiera entenderlo. Me lo pasa sin entretenerse más. – Veamos. “Tres mil pasos a poniente, y las letras del Maligno quedarán en vuestras manos”, así que hay que dar tres mil pasos hacia el oeste, desde la entrada de la torre. Y eso nos va a llevar… más allá del acantilado.
- No hay problema mi amor, nosotros lo buscaremos, quédate aquí y descansa. – Me habla por primera vez Edward, que ha estado muy callado desde que llegamos, rodeándome con sus brazos.

Es Alec el que desde la entrada a la torre empieza a dar esos tres mil pasos en dirección al precipicio. Verlo avanzar hacia ahí, y sin dudar seguir dando los pasos tranquilamente por las paredes rocosas, casi verticales del acantilado, me deja boquiabierta. Llegando al nivel del mar no se para y se sumerge en el agua contando esos pasos..."

Traigo unas fotos para ambientar ese capítulo.
Aquí es por donde supuestamente Alec se sumerge en el mar, da grima ponerse al pie del acantilado y mirar hacia abajo.




¿Os atreveríais a empezar a descender por aquí hasta caer por el precipicio al mar?... NOOOOOOO!!!

6/2/11

El secreto de mi turbante

Os amenacé hace poco con hablaros de lo que leo, cuando leo. Y a mí me gusta cumplir mis amenazas, jejeje!!

Así que voy a inaugurar esta nueva sección de la Papelera con este impactante libro que leí en plenas navidades.


EL SECRETO DE MI TURBANTE

Por Nadia Ghulam y Agnés Rotger.


Sinopsis según su editorial:
"Nadia sólo tiene ocho años pero se le ha acabado la infancia. Una bomba ha destruido su casa y con ella su vida, su rostro y la situación económica acomodada en la que vivía. Una niña que a los diez años decide cambiar el velo blanco por el turbante, adoptar la identidad de su hermano muerto y trabajar sin descanso por la supervivencia de los suyos."


Mi opinión:
Es un libro donde el afán de supervivencia es el protagonista.
Duro (tomando la decisión de cambiar su identidad, pasando de ser Nadia a ser Zelmai; y ni siquiera para dormir se quitaba el turbante por miedo a que la descubrieran)
Realista (retratando desde la calle el Afganistán de los talibanes)
Tierno (enamorándose -de un chico, claro está- por primera vez como Zelmai)
Sobrecogedor (sobreviviendo en un Kabul bombardeado a diario, sufriendo en su propia carne la metralla de esas bombas, los cascotes de las casas derruidas, y el miedo colectivo de la gente ante tanta barbarie)

Tiene una lectura amena, y la histora te engancha enseguida.

Y bueno, desde aquí rindo un pequeño homenaje a Nadia, por su coraje y esas locas ganas de vivir que tanto admiro. Ella desde hace un tiempo vive en Barcelona.

5/2/11

Un año volando, con las Alas de Iris





""Son Alas que invitan
a soñar con la realidad
jugando con el amor,
coqueteando con la pasión.

""Alas que alimentan
ilusiones de escritor,
Alas grandes que no se quejan,
siempre al pie del cañón.

""Alas que baten fuertes
ráfagas de sensaciones,
que te cortan el aliento
creándote mil emociones.

""Hoy, hace un año estas Alas
empezaron un largo camino,
¿Quién iba a decir que el destino
le depararía tantas cosas,
más buenas que malas?

""Porque son Alas que te inspiran,
Alas con las que poder contar,
Alas que te abrigan,
Alas con las que soñar.
Son, ALAS PARA VOLAR.


Mis intenciones eran buenas, a pesar de que se me da fatal esto de la rima.
Solo quería felicitar a Iris por este, su primer añito, con su blog Alas para volar. Por todas esas novelas románticas, cargadas de amor y pasiones. En especial por esa que ha publicado en papel, como ella dice.


Sé que están por llegar muchas más novelas a través de tu pluma, porque eres una gran escritora. Pero también sé de lo grande que eres como persona, por toda la gente que te arropa siempre.
Para mí es un honor poder sentirme parte de ellos. Al igual que es una delicia poder seguir tus historias por tu cumpleañero blog.

Y desde luego que algo grande nos está esperando en la locura a tres bandas que estamos a punto de empezar junto a Bonnie (aun no me explico cómo dos grandes como vosotras habéis querido contar conmigo,...)

Pues lo dicho Iris, mi Iris, enhorabuena por tu primer aniversario,
¡¡Y que vengan muchos más!!

2/2/11

Para que te entre por los ojos

Esta es la famosa Torre de Santa Elena.
¿A que es bonita la foto? la hice hace unas semanas con mi cámara nueva.

Os subo esta foto para ir abriendo boca, en los próximos días os voy a poner un reportaje con más, de este precioso enclave de la costa cartagenera, y unas letras.

1/2/11

El pozo

El agua caía mansamente sobre su rostro desde la oscuridad que todo lo invadía ahora. Miró al cielo, abriendo los ojos y la boca a la lluvia, mientras sus fosas nasales se ensanchaban al aspirar el húmedo aire de la madrugada. En su garganta quedó ahogado un angustiado grito de puro dolor ante tanta injusticia.

¿Por qué?
¿Por qué a ella?
¿Por qué ahora?

Las gotas de lluvia siguieron cayendo sobre su rostro, ignorando todo cuanto le estaba sucediendo, empapando su cabello y sus ropas, ahora desteñidas y raídas por el tiempo, sucias y malholientes al estar ya tanto tiempo allí encerrada.
Se lo habían advertido, de todos era sabido que, una vez dentro, ya no había practicamente posibilidades de escapatoria. Pero ella aún creía en su inocencia, en que se estaba cometiendo una terrible injusticia con ella.
Esta vez su grito si abandonó su garganta, estallando en su boca y saliendo al exterior, cortando la noche, como si de un animal herido y acorralado se tratara. Como si fuese el último alarido de ese animal moribundo.
Pero no, desde luego que ella no estaba moribunda, y muchos menos era un animal, aunque para muchos se había convertido en eso, en un animal sentenciado a muerte.

De un salto pudo agarrar los ennegrecidos y mugrientos barrotes que la mantenían presa en un agujero bajo tierra. En un pozo donde el agua de la lluvia iba cayendo lentamente, formando charcos de barro a sus pies. Nada podía ver a través de la oscuridad reinante, a través de la lluvia, pero de sobra sabía que ellos estaban ahí, esperando verla flaquear. Esperando verla caer, desmoronarse, y en ese preciso momento saltar sobre ella y pisotearla.
Jamás se dejaría vencer así. No ella, no ahora con toda la vida por delante. Jamás les daría el gusto de verla derrotada. Colgada sobre el barrizal que tenía por cama en ese sucio pozo, aferrándose a la vida con uñas y dientes, no perdía la esperanzas. No. Eso no estraba dentro de sus cálculos. No cejaba en su empeño de mirar insistentemente por los barrotes de su inmunda prisión, intentando ver el más mínimo rayito de esperanza, de luz al otro lado.
Uno de sus guardianes salió de la nada cual alimaña y le golpeó cruelmente los dedos. Chilló de dolor y ante la sorpresa de tan traicionero ataque se soltó de los barrotes, dando con su endeble cuerpo en el fondo resbaladizo del pozo. Desde el exterior le llegaron las grotescas risas de los guardianes.
Otro grito salió de su pecho abriéndose paso a través de su garganta, esta vez de impotencia y rabia. Una rabia contenida que iba acumulando en su pecho día tras día, hora tras hora desde que un soleado día a comienzos de verano la encerraron injustamente allí.
Su mente voló a aquellos días. ¿En qué mundo vivía, donde la gente normal podía ser condenada de la noche a la mañana a esa terrible condena, sin ser culpable de nada? Tu podías ir por la calle traquilamente pensando en tus cosas, y de repente ¡ZAS! te podían secuestrar impunemente, tapando tu cabeza con una apestosa bolsa negra, inmovilizando tus brazos y piernas, y subirte en una furgoneta, de donde te sacarían para meterte de mala manera en un pozo a ras de suelo.

Tiritó de frío en el fondo del pozo, y acurrucándose en la pared que más la protegía de la lluvia, rememoró aquellos días, buscando la explicación a su desgracia. Repasando casi gráficamente todo lo que había hecho en su vida, para ver dónde había cometido el atroz delito que la encerraba en ese pozo.
Por muchas vueltas que le dio a su cabeza, repasando su mediocre vida una y otra vez, no logró ver nada anormal, nada lo suficientemente grave como para verse encerrada allí. Y sin embargo allí estaba.

Abrazó casi más por instinto que por frío su reducido cuerpo, pegando las rodillas a sus costillas y abrazando sus piernas, se dejó llevar una vez más por la indolencia. ¿Qué más podía hacer? Negaba su culpabilidad una y otra vez, y el sueño fue venciéndola, como cada día antes de que saliera el sol.

El sol. Desde que estaba allí dentro no había vuelto a verlo. Tenía la sospecha de que la drogaban para que durmiera durante el día, pues tan solo estaba consciente durante las noches. Noches que se le hacían eternas bajo aquella lluvia, cubierta de barro, siempre mojada, siempre cansada, siempre preguntándose por qué ella. Por qué.
Apenas si se veían las últimas brumas del día, siempre ocultas por la barrera plomiza de las nubes, cuando al caer la noche despertaba. Y rara era la noche que no la despertaran lejanos gritos, llenos de desesperación, como los de ella. Hacía tiempo que había confirmado que allí había más gente en su misma situación. No se alegraba de ser la única en absoluto, todo lo contrario. Pero el oir entre esos gritos las inocentes voces de ancianos, e incluso de niños, tiró por tierra las remotas esperanzas que tal vez, solo tal vez, en alguna ocasión albergara su corazón de hacer que sus carceleros rectificaran el error cometido con ella.
¿Cómo se podía tener a un anciano en un lugar así? ¿Y a un niño?

No. Sabía que, ella como mujer adulta, fuerte, segura de sí misma y capaz, no podía ni tan siquiera apelar a la misericordia, o a la lástima de quien cometía aquellas atrocidades.
Y hacía tiempo que había llegado a la conclusión de que para salir de allí tan solo podía contar con ella misma. No importaba que su familia supiera de su inocencia. No importaba que todos la estuvieran apoyando, aunque los viera asomarse por la boca del pozo, animándola, tendiéndoles sus manos, de ese pozo solo podría salir contando consigo misma.

Llegaron noches en las que se dejó vencer, queriendo quitarse la vida para poder acabar de una vez por todas con todo. Pero ni a la muerte tenía derecho. Sus carceleros la querían viva, viva y consciente de todo cuanto le fuera pasando allí dentro. Y fueron duras noches de locura, de dolor. Noches inacabables con la única compañía del demonio, echándole el aliento en la nuca, riéndose en su cara. Noches de espanto, noches de martirio. Noches donde el agua de la lluvia no dejaba ni un segundo de entrar por la boca del pozo, haciendo de su lecho un sitio húmedo y lúgubre donde tenía que dormir.
Y no dormía. Simplemente se dejaba arrastrar a un estado de inconsciencia donde no llegaba a descansar, siempre en tensión.

La mirada no la apartaba nunca de la boca del pozo, pues aún hundida y casi sin esperanzas, siempre esperaba una vaga oportunidad para poder salir de allí. No dejó nunca de buscar en el negro cielo el rastro de alguna estrella que hubiese podido atravesar la barrera de nubes.

Así, una noche cualquiera sintió cómo en la cara le caía tierra de las paredes del pozo. Un nuevo miedo se apoderó de su pecho, creyendo que podría morir sepultada si las paredes cedían por el agua. Limpió con sus manos, las palmas ya endurecidas de permanecer horas agarrada a los barrotes, su rostro al tiempo que volvía a lloverle barro y un pedrusco. Lo suficientemente grande como para abrirle una pequeña brecha en la frente. Su sangre se diluyó al contacto del agua de lluvia, corriendo por sus pómulos, ahora remarcados por unas ojeras moradas, y remachados por el rictus de su boca, antaño cuna de alegres sonrisas. Sus ojos, duros como el pedrusco que la había lastimado, tuvieron que mirar durante varios minutos para que su cerebro lograra asimilar lo que veía. El pedrusco servía de base a uno de los barrotes, y en su ausencia éste había quedado suelto.
Brevemente esos ojos se iluminaron. ¿Era ese el milagro que estaba esperando?
Ni se paró a pensarlo. Reunió las pocas fuerzas que le quedaban en su cuerpo, consumido por la desesperación, y saltó. Se agarró fuertemente con sus manos a dos barrotes, y afianzándose en uno de ellos con una de sus manos, con la otra intentó apartar el barrote suelto. Con el primer intento logró hacer un hueco justo para poder pasar.
Y pasó. Tomó impulso y sacando primero sus piernas y después el resto del cuerpo, de repente se vio en mitad de la noche, al pie de su pozo.

Mansamente el agua seguía cayendo. El silencio era dueño y señor absoluto, salpicado por el tenue repiqueteo de la eterna lluvia.
Ni rastro de los guardianes.
No se atrevió a ponerse de pie, y desde su posición, lo más pegada al suelo, observó su alrededor.
Estaba en una inmensa planicie, llena de pozos. Y en cada pozo una persona, tal vez igual de inocente que ella. Tal vez un anciano. Tal vez un niño. No pudo pararse a mirar a ninguno de ellos. A lo lejos algún guardián había dado la voz de alarma, y salió corriendo de allí para salvar su vida, esquivando los pozos.
Comprendió entonces que de ahí, si salía, tendría que ser sola y por sí misma. No recibiría ayuda alguna del exterior, a pesar de que en casa estarían todos esperándola con los brazos abiertos y deseosos de verla. No podría sacar a nadie de ningún pozo y escapar juntos. Todo dependía de ella misma, y de su fortaleza interior.
Y corrió. Con los guardias pegados a sus talones. Con el aliento de sus perros agitándole los despeinados cabellos. Y con los ánimos de los habitantes de los pozos, como si un ejército del inframundo la jaleara, dándole fuerzas donde no las había.
Corrió como nunca antes había corrido hasta salir de aquella planicie agujereada por las vidas de tantas personas, hasta llegar a una colina que ocultaba al otro lado las luces de lo que parecía una ciudad. Al coronar la colina, exhausta, se dio cuenta que sus perseguidores ya no la acechaban. Habían desistido.

Respiró, tranquila, por primera vez en mucho tiempo.
Los primeros claros del día empezaron a despuntar al este mientras, por primera vez desde su encierro, la lluvia amainaba. Y conforme descendía la colina en dirección a la ciudad, el sol se levantaba, perezoso, de detrás de unas lejanas montañas, en claro contraste con un cielo azul, límpido, que aparecía espantando los nubarrones de lluvia.
El sonido propio de la naturaleza la fue acompañando, recordándole a cada paso que había podido escapar, y que volvía a la vida.

Volvió con su familia y amigos, donde todos la esperaban confiando en su inocencia, sabiendo que sería capaz de salir victoriosa de allí.
Y fue feliz rodeada de todos ellos.
Mas en su alma, en su cuerpo y en sus retinas siempre quedaría grabado el recuerdo de haber estado hundida en el más negro y profundo de los pozos. Y también la fuerza y el coraje suficientes para saber y demostrar que se puede salir.

Con la fe suficiente en sí mismo, se puede salir.

Gracias Anna y Laurii!!

Acabo de regresar y ya os estáis acordando de mí con fantásticos premios. Por eso os he extrañado tanto, os haceis de querer.
Este en concreto me lo han dado Laurii del blog "El amor es como la guerra, fácil de empezar, difícil de parar". Y Anna del blog "Princesa"

Gracias por acordaros de mí.

Reglas:
Decir siete cosas de mí:
1º: Soy una de esas personas que dicen que de buenas que son, son tontas. Lo que pasa es que soy más tonta que buena, jejeje!
2º: No sé decir que no.
3º: Me cuesta más trabajo acostarme que levantarme.
4º: Leo tebeos... aún. Es un género que desde que tengo uso de razón me ha gustado.
5º: Otro de los géneros que me apasiona, en cuanto a libros y toda clase de documentación que pueda caer en mis manos, es respecto de la Guerra Civil. Pero siempre desde una perspectiva humana, a nivel de vivencias personales. Lástima que cada vez haya menos personas con las que poder hablar del tema, cosa que me apasiona.
6º: Me encanta pararme un rato a hablar con las personas mayores, sentarme a su lado y escucharles sus batallitas, sus quejas, sus consejos,... eso es saber mirar la vida desde un punto de vista bien diferente al nuestro.
7º: Soy un as jugando al billar americano.

Pasar a 15 blogs:
En vez de pasarlo, lo voy a liberar por la bloggosfera, y quien quiera puede llevarlo a su casita y disfrutarlo.