11/10/12

Reseña: El haiku de las palabras perdidas

Título: El haiku de las palabras perdidas
Autor: Andrés Pascual
Formato: Tapa dura
Editorial: Plaza & Janés
Nº páginas: 592
IBSN: 978-84-9989-794-3









Sinopsis: Nagasaki, agosto de 1945. Kazuo, un muchacho occidental afincado en Japón, y Junko, la bella hija de una diseñadora de arreglos florales, han acordado encontrarse en una colina para sellar su amor adolescente con un haiku que esconde un secreto sobre su relación. Minutos antes de su cita, la bomba atómica convierte la ciudad en el peor de los infiernos.
Tokio, febrero de 2011. Emilian Zäch, un arquitecto suizo, asesor de Naciones Unidas y defensor de la energía nuclear, cuya vida está desmoronándose, conoce a una galerista de arte japonesa obsesionada con encontrar al antiguo amor de un familiar.
Una conmovedora trama sobre la importancia de asimilar las tragedias del pasado para afrontar los retos del presente y escribir nuestro propio destino.


***

No, no me había olvidado de dejaros mis impresiones sobre esta magnífica novela que hace unas pocas semanas terminé de leer, pero la vida da muchas vueltas, y en una de esas vueltas he encontrado en mi camino una persona que es la que se está quedando ahora con todo mi tiempo libre; y hasta la fecha no he encontrado un hueco para hablaros de “El haiku de las palabras perdidas”. 

Voy a ser un poco caótica con esta reseña, y simplemente os voy a contar de todo lo que me ha hecho sentir y pensar.
Y de la mejor manera que se me ocurre empezar es describiendo qué es un haiku, por si alguien no lo sabe a estas alturas. Un haiku es un poema breve originario de la cultura japonesa. Según marca la tradición, se escribe en tres versos de cinco, siete y cinco sílabas, respectivamente; pero como siempre pasa (quien escriba y lea poesía lo sabe), hay autores que no se ciñen necesariamente a esa métrica. La temática del haiku generalmente se basa en el asombro y embelesamiento que produce en el autor la contemplación de la naturaleza. Todo haiku suele incluir el llamado kigo, que es una palabra o expresión que nos indica la estación, período o día del año a la que refiere el poema.

La novela nos cuenta dos historias paralelas en tiempos distintos, que confluyen en el presente. Me gustan este tipo de relatos, ya he leído varios, pero este tiene algo que la hace especial. El autor es un maestro de la narrativa y de los argumentos que inesperadamente van girando, cambiando el rumbo de los destinos de los protagonistas con la maestría de quien sabe lo que hace y lo hace apasionadamente. He leído varias críticas de esta novela, siempre positivas, y la verdad es que el libro las supera con creces. En una de ellas apuntan que los retazos de la cultura japonesa que el autor nos va introduciendo son a veces excesivos. Esa milenaria cultura hay que entenderla así, y para muestra un botón con la famosa ceremonia del te, que sería un gran exponente de todo lo que es esa cultura. Realmente, sin esas reseñas a la cultura nipona, el libro no estaría acabado, e incluso se podrían haber añadido unas cuantas más para conocer mejor ese paciente y correcto pueblo.
Como siempre, y como debe de ser, marcadas por la cultura que nos atañe; lo que más me ha llamado la atención son algunas frases que bien se merecen una publicación solo para ellas. Os dejo una de ejemplo, lo mejor se lo guarda el libro para que lo descubráis:

“Si quieres saber lo que serás en el futuro, mira lo que estás haciendo ahora”

Lo que más me ha gustado de esta novela ha sido el final. Un final apacible, muy en la línea de cómo es este país y cómo afronta las vicisitudes del destino. En la última parte se inicia una carrera contrarreloj, donde nos asoma, una vez más, al abismo de los acontecimientos inesperados, donde el ser humano como individuo nada puede hacer, salvo dejarse arrastrar. Kazuo así lo experimentó en su desesperada búsqueda de Junko, unidos por un amor adolescente, ese que lo puede todo, o casi todo. El escenario no puede ser más desalentador: Nagasaki, agosto de 1945, con el telón de fondo de la segunda bomba atómica que los aliados tiraron sobre Japón.

Emilian y Mei son la cara y la cruz del controvertido tema sobre el que gira veladamente la novela: energía nuclear, sí o no. Él, claramente a favor, pero desde un punto de vista algo inusual, ecologista a favor de una energía nuclear 100% segura. Mei totalmente en contra, siendo descendiente de alguien que vivió la explosión de Nagasaki directamente, la abuela Junko.

Y lo más bonito de la historia, los haikus sobre los que gira todo el argumento. Son varios, a cual más bonito, pero yo os voy a dejar aquí uno como muestra de lo que encontraras en la novela, y no es el más bello de todos los que aparecen en el libro. Te animo a que descubras esta historia, tan actua,l de hace más de medio siglo, y los vayas descubriendo por ti mism@. No te arrepentirás.


Adiós,…
Paso como todas las cosas,
rocío en la hierba.